Braunschweig se convirtió en 2014 en una ciudad laboratorio de transporte inteligente cuando se inauguró en la ciudad alemana el Seminario Internacional sobre Ciudades Inclusivas en el centro de investigación de la Aplicación de Movilidad Inteligente (AIM, por sus siglas en alemán), del Centro Aeroespacial Alemán. Desde entonces, en el centro se analiza por ejemplo el comportamiento de los coches y los ciclistas, con el objetivo de desarrollar los llamados sistemas de asistencia al conductor, que pueden lograr que el transporte por carretera sea más seguro y más eficiente. Muchas ciudades podrían sacar provecho de estos estudios, ya que la congestión y los accidentes producen el caos de tráfico en numerosas capitales en el mundo entero. Científicos, ingenieros y políticos trabajan intensamente para encontrar soluciones tecnológicas “inteligentes” a estos problemas.
En efecto, existe numerosas congestione de tráfico en las ciudades alemanas. Con la pérdida de tiempo que conllevan los atascos. Y si según las expectativas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, el tráfico mundial de automóviles se duplicará hasta el año 2050. Sin embargo, el tiempo perdido en atascos no es el único problema para el cual la ciencia busca soluciones. El contenido de dióxido de carbono en el aire es cada vez mayor y el alto gasto de energía y recursos.
Como conceptos alternativos a “ciudad inteligente” se usan también la ciudad “del futuro”, “de mañana” o la “eco-ciudad”. El Instituto Fraunhofer para Sistemas Abiertos de Comunicación, FOKUS, que trabaja desde hace varios años en soluciones inteligentes, define aquel tipo de ciudad como “una ciudad informada, interconectada, móvil, segura y sostenible”. Y en una agenda de investigación del gobierno federal alemán, sobre el tema “Ciudad del futuro”, se habla de una “ciudad sin emisiones de CO2, con eficiencia energética y un clima adaptado”.
El hecho de que uno se enfoque en las ciudades a la hora de formular preguntas urgentes sobre el futuro, es comprensible ya que más de la mitad de la población mundial vive en ciudades, y para el año 2050 será por lo menos un 70%. Además, tres cuartas partes de la energía se consumen en las ciudades, y producen 70% de los gases de efecto invernadero. Por ello se buscan soluciones, un ejemplo es el proyecto de investigación interdisciplinario “InnovationCity Ruhr”, que se ha fijado el objetivo de reducir a la mitad el consumo de energía y las emisiones de dióxido de carbono en la ciudad de Bottrop, en Renania del Norte-Westfalia, hasta 2020, a través de un “desarrollo urbano respetuoso del clima”.
La reconstrucción de la ciudad de forma respetuosa con el clima se prueba inicialmente en una “zona piloto” con 67.000 habitantes, la cual incluye varios barrios de Bottrop. Esta zona será renovada de forma ecológica. Además, en cooperación con la empresa privada, se desarrollarán proyectos como una red de automóviles eléctricos compartidos, la expansión de la red de calefacción urbana, un concurso sobre el tema “El futuro de la vivienda” entre otros.
Bottrop fue elegida como ciudad modelo para “InnovationCity Ruhr” en 2010, a través de un concurso para buscar la “Ciudad del clima del futuro”. La “T-City” Friedrichshafen también fue escogida en 2007 en un concurso organizado por la Deutsche Telekom AG, que ha probado e introducido aplicaciones urbanas inteligentes en aquella ciudad del estado federado de Baden-Württemberg. Así, por ejemplo, quien desee inscribir a su hijo en la guardería o comunicar una preocupación ciudadana, puede hacerlo a través de un portal de internet.
Las investigaciones alemanas sobre la ciudad del futuro no se limitan a las ciudades y regiones alemanas. Esto lo demuestra por ejemplo la creación de InnoCity a manos del Instituto Fraunhofer en Santiago de Chile. Inaugurado en 2012, la iniciativa tiene como objetivo desarrollar proyectos informáticos in situ para infraestructuras inteligentes y seguras. Estos son aplicados en áreas claves como el transporte y la movilidad, la salud, la producción de energía, la seguridad pública y la prevención de catástrofes, y ayudar a largo plazo a mejorar la calidad de vida en Chile y otros países de América del Sur.
También Siemens Mobility lleva a cabo proyectos. En Newcastle, en el norte de Inglaterra, la compañía alemana ha instalado transmisores en veinte semáforos, que proporcionan a las ambulancias datos espaciales sobre la duración de las fases del semáforo. Al igual que en el proyecto de atascos urbanos del Centro Aeroespacial Alemán, el objetivo en este caso evitar tiempos de espera innecesarios.
Ahora bien, la “ciudad inteligente” no podrá funcionar sin “gente innovadora y creativa”, sin el desarrollo de una economía territorial basada en el conocimiento y en su identidad así como el impulso de una diplomacia de saberes a nivel internacional justa para todos.
Además, solo si los ciudadanos aceptan y desarrollan ideas y soluciones “inteligentes”, la ciudad del mañana podrá ser construida, es un proceso lento que requiere tiempo y formación. Tampoco puede construirse a través del sector BTP antes que ésta esté preparada para afrontar la economía del conocimiento de manera justa y en las mismas condiciones para todos los participantes en esta empresa de creación de “ciudad más inteligente o del mañana que no de hoy!